Una llamada personal para la unidad sobre la Anticoncepción

El 6 de Octubre, en respuesta a la decisión emitida por la Casa Blanca de cortar la cobertura obligatoria de anticonceptivos, Jenn Brown escribió que “permitir a las empresas limitar la cobertura de anticonceptivos es malo para todos” y estaba en lo cierto.

Como integrante orgullosa de la Alianza de Inversionistas en Salud Reproductiva (Reproductive Health Investors Alliance) y directora ejecutiva  de BRAVA Investments, yo sé que en Estados Unidos los asuntos de salud reproductiva no están detenidos por falta de inovación. Los problemas más grandes que enfrentamos tienen que ver con acceso. Y la última decisión de esta administración amenaza con empeorar la situación.

En el 2017, el acceso a anticonceptivos asequibles continúa siendo un reto. Tan desafiante incluso, que es un factor que contribuye a un hecho terrible pero poco conocido: Casi la mitad de todos los embarazos en Estados Unidos no son planeados.

Ahora, veamos más allá de las estadísticas.

Imagínate la presión que sentirías como niña al ver a tu familia pasando dificultades para darte una buena educación. Imagina una vida sin vacaciones, viendo a tus padres inmigrantes trabajar largas horas no sólo para proveerte de lo básico, sino intentando aportar un extra para permitirte ir más allá de sus orígenes humildes, para estar en una escuela costosa y eventualmente llegar a la  universidad. Sin embargo, ese difícil recorrido de una latina que llega a la universidad no es el final feliz. Una vez ahí, ella tiene que sobrevivir sin una red de apoyo, sin suficiente dinero para pagar libros, salidas con compañeros, o un seguro médico decente; hospedándose en casa de amigos para el día de Acción de Gracias porque no tiene dinero para ir a casa. Así que cuando llegó el momento de decirles a sus conservadores y trabajadores padres que ahora ella debería ser parte de las 40 millones de mujeres que utilizan anticonceptivos, obviamente no tuvo el corazón para hacerlo. Cuando lograba rescatar algo de dinero de los trabajos espontáneos, pagaba el copago del seguro médico, iba al doctor, obtenía una prescripción médica, iba a la farmacia y tomaba la pastilla.

Pero como las otras 8 millones de mujeres que utilizan anticonceptivos de manera inconsistente, cuando en la escuela se acaban las pastillas o cuando hay otros gastos más altos, las pastillas anticonceptivas se vuelven un lujo que no puede costearse.

Ahora imagina que tienes 19 años, con las mejores calificaciones y un futuro prometedor delante de ti, con todas las esperanzas de toda tu familia extendida en tus hombros y estás embarazada. Sin dinero para poder pagar un aborto, pides el dinero a tus amigos y nunca vuelves a hablar del asunto.

Esta es mi historia.

Es una historia, una que nunca había compartida públicamente. Y una en la cual el acceso fácil y asequible de anticonceptivos hubiera cambiado todo. Esta es también una historia sin inclinación política, porque es la historia de una niña católica de primera generación cuya abuela votó por el Partido Republicano en cada elección por los últimos 40 años. Mi historia, junto con mi decisión (que hice sin arrepentimientos) es exclusivamente mía y más llena de tonalidades de las que cualquier artículo pueda reflejar. Pero es parte de un universo de otras 2.8 millones de historias, que es el número de mujeres que tendrán un embarazo no planeado en este año. Algunos de ellos terminarán en abortos inducidos, algunos otros en abortos espontáneos, pero muchas otras llevarán sus embarazos a término en circunstancias y momentos que fuera de lo planeado.

Mi abuela, que descanse en poder, puede no haber estado de acuerdo con mis decisiones, pero no tengo la menor duda de que hubiera sido solidaria conmigo, de cualquier manera. Que es lo que necesitamos ahora más que nunca.

Las mujeres tienen el derecho de controlar su fertilidad de manera segura y digna. En un tiempo en el que el país se encuentra profundamente dividido en tantos asuntos, este es uno en el que tenemos una larga historia de consenso. Mujeres y hombres en la izquierda y la derecha han apoyado desde hace mucho el acceso a las mujeres a métodos anticonceptivos.

Ahora es el tiempo para la unidad más allá de las posturas políticas, de las edades, género, origen étnico, aptitudes o clase social. Soy la última persona que aconsejaría la represión o la implementación de concesiones sin sentido. Pero en este momento y en este tema se requiere extrañas parejas y alianzas oportunistas. Para la izquierda, es tiempo de dar la bienvenida a nuestras hermanas Republicanas que tiene una larga historia de apoyo a los derechos reproductivos; si las alienamos es bajo nuestro propio riesgo. Y para la derecha necesitamos que se levanten y sean el contrapeso razonado esencial en cualquier democracia. Tenemos la oportunidad de detener el ataque a todas las mujeres y probar que aunque tenemos desacuerdos políticos, nos mantenemos en unión sobre los básicos derechos reproductivos de las mujeres. Ciento cincuenta y siete millones de veces fuertes.

Levantémonos. Juntos y juntas. Toma acción para protestar por el acceso a métodos anticonceptivos y cuenta tu  #birthcontrolstory.

 *Nathalie Molina Niño, Directora Ejecutiva de BRAVA Investments.

#YoAborto #YoTransformo

Autora: 
Nathalie Molina Niño